La elección presidencial de 1994 fue un suceso inédito debido a varias circunstancias. Fue la primera elección presidencial en la que se aplicó la norma electoral de 1990 (con el COFIPE), estalló en Chiapas el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (grupo militar compuesto en su mayoría por indígenas, que declaró la guerra al gobierno mexicano) y el 23 de marzo fue asesinado el candidato presidencial del pri, Luis Donaldo Colosio Murrieta. Como consecuencia de estos sucesos, fue necesario elaborar apresuradas reformas constitucionales y legales en materia electoral.
El levantamiento zapatista y el asesinato del candidato presidencial del pri disminuyeron la atención de los ciudadanos hacia las campañas electorales. Esto y la sustitución de Colosio por un candidato poco conocido favorecieron la elaboración de acuerdos para realizar el primer debate presidencial en la historia del país.
Antecedentes normativos
En el cofipe publicado en el Diario Oficial de la Federación el 15 de agosto de 1990 no estaba contemplada ninguna disposición para que el ife organizara y promoviera debates entre los candidatos a la Presidencia de la República[1]. Era un tema ausente en la norma electoral y no existen registros de ninguna solicitud hecha por algún candidato o partido político para que el ife organizara un debate presidencial.
Candidatos a la Presidencia de la República
En la elección presidencial de 1994 participaron nueve candidatos registrados:
- Diego Fernández de Cevallos por el PAN,
- Ernesto Zedillo Ponce de León por el PRI,
- Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano por el PRD,
- Cecilia Soto González por el PT[2],
- Jorge González Torres por el PVE,
- Rafael Aguilar Talamantes por el PFCRN[3],
- Álvaro Pérez Treviño por el PARM,
- Marcela Lombardo Otero por el PPS[4],
- y Pablo Emilio Madero por el PDM[5].
Héctor Zamitiz Gamboa reseña las primeras iniciativas de promoción de un debate presidencial: «El 28 de noviembre de 1993, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano lanzó originalmente al candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio, la idea de un debate político. La tarde de ese mismo día, el hoy desaparecido candidato hizo suya la idea, invitando a los demás candidatos de los otros partidos a un amplio debate para contrastar ideas y programas»[6].
Andrés Becerril, en su artículo «A 20 años del primer debate presidencial», relata:
La idea nació por dos vías. La primera, a través de Luis Donaldo Colosio. El 28 de noviembre de 1993, cuando fue nombrado precandidato del pri a la Presidencia de México, el ex secretario de Desarrollo Social —quien fue asesinado el 23 de marzo de 1994— invitó a los candidatos presidenciales a debatir. La otra vía fue a través de la carta que el mismo 28 de noviembre de 1993 Cuauhtémoc Cárdenas envió a Colosio para que ambos tuvieran un debate. El 29 de noviembre, Luis Donaldo envió cartas a Cuauhtémoc Cárdenas, Fernández de Cevallos y Cecilia Soto, candidata presidencial del pt, para que participaran en un encuentro a fin de contrastar proyectos e ideas[7].
Zamitiz afirma que durante enero y febrero de 1994 los dirigentes del pfcrn, pvem, parm y pdm presionaron para que participaran todos los candidatos si llegara a realizarse un debate presidencial[8].
El 24 de abril de 1994, Ernesto Zedillo Ponce de León lanzó desde la sede nacional de su partido una convocatoria a los candidatos del pan y prd a debatir cuanto antes, y de cara a la opinión pública, sus ideas y programas políticos. Dicho debate se realizaría a través de la radio y televisión en cadena nacional, sin favorecer a ninguna empresa en particular. Sugirió «un formato de incuestionable imparcialidad, transparencia y equidad». En su mensaje, Zedillo esbozó las características del formato del debate: tiempos idénticos para exponer las ideas, oportunidad de comentar las respuestas de los otros candidatos y emitir un mensaje inicial y final, y la presencia de un moderador de absoluta integridad y de reconocida imparcialidad para ayudar a los participantes a ajustarse a los tiempos de exposición[9]. La autoridad electoral estuvo ausente en la organización del debate.
Debate del 11 de mayo de 1994
Se organizó en el auditorio del ife entre los candidatos del pfcrnm, pvem y pdm, representados por Rafael Aguilar Talamantes, Jorge González Torres y Pablo Emilio Madero, respectivamente. Las candidatas Marcela Lombardo Toledano, del parm, y Cecilia Soto, del pt, no participaron en ningún debate.
Los participantes debatieron durante 90 minutos y cada candidato contó con un tiempo máximo de cinco minutos para exponer seis temas acordados: democracia, pobreza, desempleo, seguridad, campo y educación[10]. El moderador del debate fue el licenciado Alfonso Maya Nava, periodista y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La función del moderador se limitó a vigilar los tiempos de las intervenciones y conceder el uso de la palabra.
Aunque este ejercicio de confrontación de ideas fue oficialmente el primero, la cobertura de los medios de comunicación fue escasa. El celebrado el día siguiente logró opacarlo y terminó siendo considerado como el «primer» debate presidencial en la historia de México.
Debate del 12 de mayo de 1994
Intervención de candidatos en la preparación del debate
PAN, PRI y PRD acordaron llevar a cabo un debate entre ellos. Diego Fernández de Cevallos suspendió actividades de campaña para participar como representante del pan en los acuerdos; el representante del PRI fue Esteban Moctezuma, coordinador general de la campaña de Ernesto Zedillo; del PRD, Adolfo Aguilar Zinser, coordinador general de la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas. Fernández de Cevallos comentó al periodista Héctor de Mauleón:
Tan pronto fui electo candidato de Acción Nacional recibí una carta de Luis Donaldo Colosio en la que me invitó a debatir. Tengo entendido que otra igual la envió al ingeniero Cárdenas. Le hice saber de mi disposición para la confrontación que proponía. Vino su asesinato. Cuando apareció Zedillo, él, el ingeniero Cárdenas y yo, acordamos que habría tres debates: uno en materia política, otro sobre economía, el último trataría la cuestión social. Para la preparación del primero, el pri nombró para negociar el formato a Esteban Moctezuma, el prd a Adolfo Aguilar Zínser, y el presidente del pan, Carlos Castillo Peraza, me hizo saber que para tal efecto había designado a Felipe Calderón Hinojosa. Mi reacción fue inmediata: le pregunté a Carlos si era Calderón el que iba a debatir o era yo. Me contestó: «Vas a debatir tú y él va a negociar los términos y condiciones del encuentro». Me negué frontalmente, argumentando que el encargado de debatir sería yo y, por tanto, la negociación debía quedar a mi cargo. Lo aceptó Carlos y así fue, no sin la sorpresa de Moctezuma y Aguilar Zínser[11].
Sobre las reglas del debate, Fernández de Ceballos refirió:
La primera, que no hubiera ventaja para nadie y, como consecuencia, que solamente quedara a la suerte el orden de las intervenciones de los participantes. Propuse, y se aceptó, que ningún candidato quedara al centro o a los extremos del recinto, respecto de los demás, lo que se logró ubicándonos en forma de triángulo, con una cámara dirigida de frente a cada candidato y con la periodista moderadora, Mayté Noriega, al centro, a la cual se le entregó por escrito el texto exacto de lo que habría de decir en cada una de sus intervenciones para dar la palabra. Sé que puede parecer rígido ese formato y tal vez lo sea, pero era la única forma de evitar trampas por la ubicación, el encuadre y la luz de las cámaras, así como por cualquier otra cuestión. Nada se dejó sin precisar, quedando solamente a la libertad de los candidatos decir lo que quisieran dentro de los tiempos que nos correspondían[12].
La sede fue el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en el bosque de Chapultepec, y tanto la prensa de la época como posteriores ensayos académicos sostienen que entre las personalidades consideradas por los representantes del pan, prd y pri para moderar el debate estuvieron el fallecido escritor Carlos Fuentes y Jacobo Zabludovsky.
Formato
El debate se dividiría en tres partes: la primera, con intervenciones de ocho minutos, cinco minutos y tres minutos por cada uno de los candidatos; la segunda, con una intervención de cinco minutos y dos rondas de tres minutos para cada candidato; y un mensaje final de tres minutos para cada candidato. No se incluyeron temas específicos, sólo exposiciones sobre el ideario político y la situación del país.
La moderadora Mayté Noriega se limitó a llevar el control de los tiempos y las intervenciones de los candidatos. Este desempeño de las y los moderadores de los debates presidenciales lo observaremos hasta 2012.
El debate presidencial de 1994 puede considerarse el de mayor cobertura en la historia de los celebrados en México: El Financiero estimó una audiencia de 40 millones[13] de mexicanos, otros cálculos la estiman en 34 millones. Sin embargo no puede olvidarse que durante ese año se vivieron acontecimientos que cimbraron al país; por lo que las campañas presidenciales no prendían y al gobierno federal le interesaba dar la mayor difusión posible al debate presidencial.
Postdebate
Al finalizar el debate, diversas encuestas colocaron como ganador a Diego Fernández de Cevallos, gracias a sus capacidades polemistas y de oratoria. Seguramente haber participado en el diseño del formato le ayudó a tener un mejor desempeño. Los analistas políticos coincidieron en que Cárdenas fue el gran perdedor del debate por no contraargumentar a los candidatos del pan y del pri y mantener una actitud rígida, conservadora e incluso nerviosa.
Fernández de Cevallos describió su estrategia:
Me quedaba claro que Zedillo tenía una trayectoria simplemente burocrática, de economista y representante del pri, con todo lo que de poder y desprestigio ello conllevaba. Por su parte, Cárdenas, nacido en Los Pinos, hijo del famoso general, encarnaba toda la cultura política “a la mexicana”. Esto me favorecía en el debate, pues me daba la oportunidad de presentar una imagen diferente, sin venir de cargos públicos —como no fuera el haber sido por dos años diputado— y comprometido en llevar una campaña sin mentiras, con absoluta honestidad intelectual y buscando lo que consideraba bueno para el país, independientemente de que llegara o no a la presidencia. Quise llegar a ese cargo, pero nunca me resultó fascinante[…] En ese debate sentí haber resultado ganador y ello me permitió tener un ánimo levantado en el postdebate. Como toda mi vida he andado en esto, advertí a la salida que Cárdenas y Zedillo parecían haber estado en un funeral, mientras la euforia que no pude ni quise ocultar me llevó a subir en el cofre de un automóvil y desde él mandar un mensaje frente a los medios de comunicación que se “cargaron” totalmente a mi favor[14].
Conocemos la versión de Cuauhtémoc Cárdenas gracias a Andrés Becerril, quien presentó en su artículo conmemorativo extractos de una entrevista que Pascal Beltrán del Río hizo al ingeniero[15]:
—Recuérdeme un poco cómo fue para usted ese debate —preguntó Pascal Beltrán del Río a Cárdenas.
—Fue tenso, fue el primero, todo mundo quería replicar los debates que se daban en las campañas de Estados Unidos, cuando estábamos en condiciones totalmente diferentes. Yo diría que fue un debate, como los que han sido, muy acartonado, no libre, no suelto, que es como deberían ser los debates entre candidatos, pero bueno, así fue, así resultó.
—¿Usted decidió no responder los ataques de Diego Fernández de Cevallos?
—Así es.
—¿Se equivocó, ingeniero?
—Yo creo que sí, yo creo que en parte me equivoqué pretendiendo que al hacer propuestas esto tendría más efecto. Pero finalmente creo que, más allá del debate que pudo haber tenido una influencia en el resultado de la elección, fueron otros factores los que incidieron en el resultado, como el asesinato de Colosio, el asesinato anteriormente del cardenal Posadas, el levantamiento en Chiapas, la campaña que montó el gobierno y el pri de que habría caos si la izquierda llegaba al gobierno. En fin, yo creo que fueron muchos factores, y el debate fue uno de ellos que contribuyó al resultado electoral.
Después del debate, y una vez concluida la elección, algunos analistas observaron y sostuvieron que Fernández de Ceballos bajó la intensidad de su campaña.
Francisco Reveles Velázquez comenta:
Después de algunos actos multitudinarios, la campaña adoptó un carácter intermitente, con una agenda saturada de «actividades privadas», encuentros o entrevistas con media (la mayoría con estaciones de radio locales) y muy pocos actos públicos… Ninguna de las razones planteadas por el candidato y la dirigencia parecen suficientes para explicar la «desaparición» del primero de la arena electoral. Cuando había sido conocido por millones de mexicanos; cuando los actos masivos del partido estaban siendo más concurridos que nunca; cuando seguían cerrados los medios masivos para el candidato; cuando se sabía que el voto «verde», el de las zonas rurales (tradicionalmente priista) era clave para el triunfo[16].
Fernández de Cevallos lo explica así:
—Es importante que aclare esto: ¿No suspendió usted sus giras? ¿No desapareció ni dejó de hacer campaña? Porque hasta Vicente Fox lo acusó de echarse para atrás.
—Fueron varias circunstancias las que decidieron el rumbo de la campaña. En primer término, estuve en contra de la estrategia que me sugirió la dirigencia de mi partido: usando las palabras del Peje, me proponían que hiciera la campaña «puebleando» por todas las rancherías y comunidades chicas y grandes del país, a lo cual me negué y preferí confrontarme directamente contra los medios y en especial contra Televisa. Debo destacar algo que es poco conocido, aunque existen personas que pueden dar fe de ello: al principio de la campaña sufrí una lesión en el hiato, por el abrazo mal dado que recibí de Luis Correa Mena, dirigente de Acción Nacional en Yucatán. A partir de ese momento y con el estómago presionando sobre la lesión resentí lo sucedido con un dolor que según los médicos se equipara y se confunde con el producido por un infarto. No exagero si muchas veces al finalizar la jornada del día me daban ganas de aullar de dolor. Lo comenté con Carlos Castillo, con mis tres mosqueteros y con otros dirigentes, sosteniendo: «se me está acabando la vida y ustedes con la ocurrencia, ante la cerrazón perversa de los medios, de mandarme a pueblear como si así se pueda ganar una campaña en estos tiempos». Insistí en que el partido reclamara ante Gobernación. Así lo hizo, pero de nada valió: la orden fue cumplida[17].
Después del debate, Fernández de Cevallos pasó del 9 % al 26 % de las preferencias y el porcentaje de indecisos pasó de 27 % a 16 %. De esta forma, subió en las encuestas desde un lejano tercer lugar hasta el segundo[18]. Sin duda el debate contribuyó considerablemente para que el pan pasara de los 3 millones de votos obtenidos por Manuel J. Clouthier en 1988 a los 9,146,841 votos (26.69 % del total) que obtuvo el candidato en el cómputo de la elección presidencial.
[1] Instituto Federal Electoral: Código Federal de Instituciones Procedimientos Electorales, México, 1991.
[2] Partido del Trabajo.
[3] Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional.
[4] Partido Popular Socialista.
[5] Partido Demócrata Mexicano.
[6] H. Zamitiz Gamboa: «El proceso de comunicación política en las campañas presidenciales de 1994 y la opinión pública en México» en Estudios Políticos, n. 6, en: http://www.revistas.unam.mx/index.php/rep/article/view/59590/52554 (07/2017).
[7] A. Becerril: «A 20 años del primer debate presidencial», en: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/05/12/958783 (07/2017).
[8] H. Zamitiz Gamboa: op. cit.
[9] Diario de Colima, 25 de abril de 1994, en: http://www1.ucol.mx/hemeroteca/pdfs/250494.pdf (07/2017).
[10] H. Zamitiz Gamboa: op. cit.
[11] H. de Mauleón: «Las razones de Diego Fernando de Ceballos», en: http://www.nexos.com.mx/?p=15691 (07/2017).
[12] H. de Mauleón: op. cit.
[13] Citado en H. Zamitiz Gamboa: op. cit.
[14] H. de Mauleón: op. cit.
[15] A. Becerril: «A 20 años del primer debate presidencial», en: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/05/12/958783 (07/2017).
[16] F. Reveles Vázquez: «La ruta del segundo lugar: la campaña presidencial del PAN en 1994», en: http://www.revistas.unam.mx/index.php/rep/article/view/59590/52554 (07/2017).
[17] H. de Mauleón: op. cit.
[18] Revista Etcétera, n. 53–n. 80, 3 de febrero–11 de agosto de 1994.