el lenguaje y las interacciones humanas

construyen las realidades

Dalia de la Torre Jiménez

Maestría en Investigaciones Humanísticas y Educativas

con orientación en Filosofía e Historia de las Ideas



Universidad Autónoma de Zacatecas

Unidad Académica de Docencia Superior

Protocolo de investigación

Ornamento a

Antecedentes

  • Gregory Bateson: Mental Research Institute y sus aportes desde la cibernética.
  • Ecología de la mente.
  • Razonamiento: n.° de interacciones = expansión de la ZPD. Se revisará el razonamiento propuesto por Vigotsky y Piaget acerca del desarrollo del niño.

 

Justificación

  • El conocimiento no se acumula. 
  • Actualmente la mensajería instantánea es el medio de comunicación más utilizado. 
  • Fake news y otras confusiones (pandemia 2020).
  • El rumor de Orleans en 1969. 

 

Hipótesis 

  • La presencia del lenguaje no exenta a las especies de tener conflictos. 
  • El lenguaje no es sólo comunicativo: puede ser incluso el detonante de las guerras. (La historia de los judíos). 
  • Las interacciones metaméricas deben analizarse para comprender a cabalidad otro tipo de diferenciaciones, además de las simétricas y complementarias (a las que estamos acostumbrados). 

 

Referencias:

Gregory, Bateson. 1998. Pasos para una ecología de la mente. Una aproximación revolucionaria a la autocomprensión del hombre. Buenos Aires: Lohlé-lumen.

Hussain, Ali, and Hussain Ahmed. 2018. The Anti-vaccination movement: A regresion in modern medicine. Cureus.

Perelman, Chaïm, and Lucie Olbrechts-Tyteca. 1989. Tratado de la argumentación. España: Gredos. Biblioteca Románica Hispánica.

Vigotsky, Lev. 2015. Pensamiento y lenguaje. Ciudad de México: Ediciones culturales Paidós.

Watzlawick, Paul. 1979. ¿Es real la realidad? Barcelona: Herder.

—. 2014. No es posible no comunicar. Barcelona: Herder.

Capítulo I

La cognición

Ornamento b1
  • El lenguaje de las abejas: el lenguaje no proviene del razonamiento humano, sino que sucede debido a las características físicas de la especie. (Inteligencia artificial). 
  •  El lenguaje por sí mismo no moldea el pensamiento de las personas: atiende a necesidades de espacio y tiempo. 
  • Información genética en bebés. 

Las confusiones

  • Definiciones y paradigmas. 
  • La puntuación de las interacciones. 
  • Introducción y ejemplos de violencia psicológica (biografía de Stephanie Land y de Tara Westover). Sienta las bases para el próximo capítulo. 
  • La Guerra Fría. 

Metagames

  • La teoría del juego. 
  • Formatos de debate.
  • Debate competitivo y académico. (Núcleo empírico). 
  • Los rituales de los políticos. 
  • Ad Hominem.  

Conclusión evualuativa

Ornamento a
  • Se asentaron definiciones y la construcción del tema a investigar antes de continuar al análisis profundo del Doble vínculo, esquismogénesis y cismogénesis. 
  • La ciencia cognitiva se contradice al pasar del tiempo: sus paradigmas normalizan prácticas en el aula a pesar de los descubrimientos recientes acerca del desarrollo de los bebés. 
  • Debe analizarse a profundidad una interacción como la metamérica que propone Bateson en Naven
  • Es imperativo hablar de las interacciones políticos-representantes-ciudadanía para tratar el tema de los conflictos y guerras. 

 

Referencias

Bateson, Gregory. 1998. Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires: Lohlé-Lumen.

Boroditsky, Lera. 2020. «How Language Shapes Thought.» Long Now Foundation. San Francisco: Long Now Foundation.

Boroditsky, Lera, and Alice Gaby. 2010. «Remembrances of Times East: Absolute Spatial Representations of Time in an Australian Community.» Psychological science, November: 1635-1639.

Edgar, Morin. 1969. La rumeur d’Orléans. Paris : Édititions du Seuil .

Fernández-Niño JA, Baquero H. 2019. «El movimiento anti-vacunas y la anti-ciencia como amenaza para la Salud Pública.» Rev Univ Ind Santander Salud, Abril-Junio: 103-106.

Gregory, Bateson. 1998. Pasos para una ecología de la mente. Una aproximación revolucionaria a la autocomprensión del hombre. Buenos Aires: Lohlé-lumen.

Hussain, Ali, and Hussain Ahmed. 2018. The Anti-vaccination movement: A regresion in modern medicine. Cureus.

Perelman, Chaïm, and Lucie Olbrechts-Tyteca. 1989. Tratado de la argumentación. España: Gredos. Biblioteca Románica Hispánica.

Vigotsky, Lev. 2015. Pensamiento y lenguaje. Ciudad de México: Ediciones culturales Paidós.

Watzlawick, Paul. 1979. ¿Es real la realidad? Barcelona: Herder.

—. 2014. No es posible no comunicar. Barcelona: Herder.

Propuesta de capitulado

Interacciones: los BIg Bang de nuestra realidad

I. Lo verbal y la cognición

Cuando se define al lenguaje se suele pensar en los símbolos y signos que los humanos utilizan en su habla y escritura. Sin embargo, antes de que existieran tales, ya había modos de expresarse que se pueden observar en otras especies. Las abejas, por ejemplo, emplean un lenguaje para comunicarse con sus congéneres y así indicarles dónde hay néctar y sus cualidades. En ¿Es real la realidad? Confusión, desinformación, comunicación  (Watzlawick 1979) se menciona una de las investigaciones de Karl von Frisch acerca del lenguaje de las abejas, quienes ejecutan una danza con movimientos muy específicos: si el néctar está muy cerca, la abeja se mueve de forma circular de derecha a izquierda. En cambio, si el alimento está no tan cercano, hace la «danza de la hoz». Si el alimento está más lejos, la abeja ejecuta la «danza del vientre». Las variaciones en la rapidez del movimiento indican la calidad del néctar.

En esa misma investigación se concluyó que las abejas nacen con una capacidad del lenguaje (dependiendo de la región donde habitan). Empero se descubrió que las especies austriaca e italiana hablan dialectos muy distintos, aunque al cruzarlas muchas de ellas hablaban «italiano».

El lenguaje de las abejas es innato. Von Frisch logró cruces de las dos citadas especies. Pero el comportamiento de los híbridos en punto a comunicación provocó confusiones auténticamente babilónicas: von Frisch descubrió que 16 de sus híbridos tenían las características físicas de su progenitor italiano, pero 65 veces sobre 66 utilizaban la «danza de la hoz» para indicar distancias medias […]

Von Frisch probó que 1) el lenguaje no proviene exclusivamente de un razonamiento humano, sino que sucede debido a las características físicas de la especie y 2) que incluso este modo de comunicación crea confusiones. Como lo menciona el mismo Watzlawick, pensar en el sentido más amplio de la palabra lenguaje, implica considerar no sólo lo verbal, sino también los movimientos, ademanes y expresiones; incluso el silencio puede indicar pautas en el código que se envía a un interlocutor.

Lera Boroditsky asevera que el lenguaje puede moldear el modo en el que pensamos. En su conferencia de 2020 en New Long Foundation[1], la pregunta de su hipótesis (How do the languages we speak change the ways we think?) está claramente orientada a probar que el aprendizaje de otros idiomas puede moldear las estructuras mentales.

Al hablar se crean abstracciones de las imágenes que se tienen en mente (Boroditsky 2020). Pero si se habla en inglés hay que poner atención a ciertas cosas que en español son irrelevantes. Por ejemplo, cuando ocurre un accidente, en español se dice: «se rompió el plato» en vez de «él rompió el plato», pues los accidentes sólo ocurren y no son provocados. Los angloparlantes, en cambio, dirían He broke the plate porque no pueden concebir en su entendimiento que algo sólo suceda como por arte de magia.

La psicóloga Borodistky destaca el caso de la comunidad Kuuk Thaayorre —habitantes en Pormpuraaw, Australia— quienes no conciben palabras tales como «izquierda» o «derecha», sino que señalan las direcciones nombrando más bien a los puntos cardinales (Boroditsky y Gaby, Remembrances of Times East: Absolute Spatial Representations of Time in an Australian Community 2010). En vez de decir algo como «pásame el cepillo que está a tu izquierda» ellos dirían «pásame el cepillo que está al sureste». Incluso, en vez de decir «Hola» se preguntan «¿A dónde te diriges?».

Boroditsky argumenta que esta evidencia apoya al razonamiento de que la comunidad australiana puede ubicarse perfectamente porque su idioma y cultura los entrenaron para hacerlo, por lo tanto, el lenguaje puede moldear el pensamiento. No obstante, en este argumento no se está incluyendo un factor indispensable: el espacio y el tiempo.

Los escoceses tienen 421 palabras relacionadas con la nieve: no sólo la clasifican, sino que también la describen. La Universidad de Glasgow hizo una investigación extensa sobre el scots en 2015[2], que resultó en la creación del diccionario online Historical Thesaurus of Scots. Ahí se hace un compilado de las palabras de este idioma, entre ellas las referentes a la nieve, como smirr (que quiere decir llovizna de aguanieve), spitters (pequeñas gotas de nieve llevadas al viento), sklava (nieve suave) o figgerin (copo ligero). Los habitantes de esta región crearon palabras para describir su clima helado por una razón muy sencilla: viven en una zona donde abunda la nieve.

Los mexicanos, por ejemplo, dicen «malinchista» para insultar a quien «traiciona a su patria». Tal expresión proviene de la Malinche, quien fue traductora e intérprete para los españoles durante el proceso de la conquista y así ayudarles a comunicarse con otros poblados en México con el fin de derrocar a los aztecas. Esa expresión quizá no habría existido si este personaje histórico jamás hubiese intervenido, y antes de ella, esa palabra no existía. Se puede utilizar el mismo razonamiento cuando se habla de términos como Snapchat, emojis o whatsapear: éstos existen debido a las necesidades de la población para hablar de lo que sucede en su realidad. En 1940 no existía ninguna de estas palabras porque en ese entonces no se habían inventado los smartphones y mucho menos las aplicaciones de mensajería instantánea.

No se niega que las estructuras mentales de un individuo atienden a las necesidades del idioma que habla en ese momento, no obstante, el mismo idioma atiende a las necesidades del espacio y el tiempo. En el estudio de von Frisch sobre las abejas, se destaca este hecho: las abejas hablaban dialectos distintos en función del lugar donde se encontraban, no en función del dialecto mismo.   

[1] https://www.youtube.com/watch?v=I64RtGofPW8&t=3007s&ab_channel=LongNowFoundation

[2] https://scotsthesaurus.org/thescat/873/

Una persona Y y otra persona W tienen una acalorada conversación donde están tratando de resolver sus diferencias en su amistad. La persona Y reclama a W su poca consideración, pero a W le parece que esta falta proviene más bien de Y. El sujeto Y cree que tener consideración hacia otra persona significa enviarle mensajes todo el día y llamarle para ver si está bien. En cambio, W cree que ser considerado es darle su espacio a la otra persona para poder realizar sus hobbies. Este tipo de situaciones se pueden encontrar en todo momento y son perfectamente normales. ¿Cómo puede ser tan común si nuestro cerebro está hecho para crear relaciones profundas y duraderas?

Obviamente ambos sujetos tienen una definición muy distinta de tener consideración hacia el otro, pues se basan en sus experiencias personales. Watzlawick (2014) argumenta que ante una confusión como esta es necesario metacomunicarse: hablar de la comunicación que mantienen y analizar las pautas de sus interacciones. Los sujetos Y y W deberán hablar de sus definiciones de «ser considerado». La relación colapsará cuando alguno de ellos deje de escuchar, pues la comunicación es un proceso de empatía que necesita primordialmente de la escucha.

Hay numerosas confusiones que se pueden observar en las conversaciones de dos humanos, pero hay algunas que generan paradojas. Bateson las menciona en Pasos para una ecología de la mente[…], sin embargo, él habla de la unidad en las conductas:

[…]La conducta de cualquier individuo en cualquier contexto es, en cierto sentido, cognitivamente coherente con la conducta de todos los otros individuos en todos los otros contextos. Aquí debemos estar preparados para descubrir que la lógica inherente a nuestra cultura difiere profundamente de las otras.

[…]

Podríamos decir que los patrones de pensamiento de los individuos están tan estandarizados que su conducta les parece a ellos lógica.

Cada grupo tiene una conducta debido a la región donde habita. Naturalmente el «saludo correcto» varía en cada país: aquí en Latinoamérica se suele saludar con un beso en la mejilla, estrechando manos para un saludo más formal, o incluso abrazos a las personas cercanas; a diferencia de Japón o Corea, donde un saludo de manos les parecería muy escandaloso.

Se debe recordar que el análisis sobre los problemas de la comunicación y el lenguaje surgen en plena guerra fría, un momento lleno de desinformación y esquismogénesis entre países. Watzlawick (1979) ejemplifica estas situaciones con lo sucedido en las conferencias sobre el desarme «desde los días de la Sociedad de Naciones hasta el más inmediato presente» y cómo el elemento de la confianza juega un papel fundamental:

Si se sigue de cerca el curso de estas mastodónticas negociaciones, se advierte que todos los Estados participantes consideran que la solución más beneficiosa es el desarme, a ser posible total; y que todos ellos están de acuerdo en que esta meta sólo puede alcanzarse sobre la base de la mutua confianza[…] Una parte sustancial de estas interminables negociaciones se malgasta en el intento de traducir el concepto de confianza a un lenguaje que no tiene la posibilidad de expresarlo.

Si un país N y otro, L, decidieran hablar de las puntuaciones dentro de su relación para dejar sus hostilidades en segundo plano, estarían metacomunicándose: hablarían sobre su propia comunicación. Tanto Bateson como Watzlawick nombran a los metálogos y metacomunicación como los primeros pasos para una modificación en una esquismogénesis, sin embargo, este caso particular corresponde a una interdependencia donde el resultado más catastrófico sería una guerra nuclear. El matemático Nigel Howard creó el concepto de los metagames para resolver este nivel de interdependencia entre grupos.

Los musulmanes, los cristianos y los mismos judíos han sido protagonistas en numerosas guerras, pues todos ellos dicen tener la única Verdad y el Dios verdadero. La simple suposición de esto ya es agresiva en sí, porque pensar —por ejemplo— que un grupo A sabe cuál es la Verdad, quiere decir que los grupos B, C, D o E son «mentirosos». Pero ¿qué sucede cuando alguno de estos grupos llama «mentiroso» al grupo A? surge el conflicto y un colapso en la interacción de ambos. En el caso de los habiru (que posteriormente se llamaron hebreos sin el sentido peyorativo), esta es la razón por la que se les consideraba conflictivos en las regiones donde llegaban.

Se debe considerar que muchas religiones politeístas rara vez se disputaban un territorio en nombre de algún dios o santo, por lo tanto, resulta desconcertante que un grupo de nómadas reclamen territorios porque «les pertenecen».

Otro pensamiento que caracteriza al judeocristiano es el rechazo a la naturaleza. Esto implica la separación del cuerpo y el alma o mente, que fue creada por Dios mismo, por ello no puede ser reducida a cosas materiales. Tal razonamiento fue continuado por siglos y el medievo no fue la excepción. Como el mismo Jules Michelet asegura en su obra La Bruja. Un estudio de las supersticiones en la Edad Media (2019):

El antiguo Dios universal de la Naturaleza había dejado de existir, lo cual produjo gran alegría, porque se creía que, habiendo muerto la Naturaleza, había muerto la tentación. Finalmente, el alma humana, azotada tanto tiempo por la tempestad, iba a descansar.[1]

Y sin embargo la sed por encontrar la Verdad provocaba tempestades aún peores en los humanos. Las monarquías que se desarrollan durante el medievo existen bajo el razonamiento de que el rey fue elegido por Dios y, por lo tanto, será justo al reinar en el trono pues estar ahí es su derecho divino. Muy similar a lo que el profeta Abraham blandía como estandarte hace cuatro mil años: es igual de agresivo sin importar en qué siglo se coloque.

[1] Michelet, Jules; «Libro Primero: La muerte de los dioses», La Bruja. Un estudio de las supersticiones en la Edad Media, Ediciones Akal, Ciudad de México, 2019 (p. 43).

Las primeras interacciones que se tienen entre dos personas definirán los acuerdos tácitos que determinarán las conductas de cada parte: se va a puntuar la relación a partir de aquí. Por ejemplo, si dos adolescentes comienzan a salir y uno de ellos (A) considera que está bien no decidir a qué lugares ir, sino dejarle ese trabajo al otro (B), este suceso se repetirá y B creerá que es el único que tiene derecho a llevar la batuta de sus actividades juntos. Empero si A quiere proponer una actividad nueva sería complicado, puesto que B cree que es el único que puede tomar ese tipo de decisiones; es parte de la puntuación de su relación.

Utilizando este mismo caso hipotético, si A y B discuten debido a que desean cambiar algunas cosas dentro de su dinámica como pareja, el destino de su relación dependerá de cómo se haya desarrollado su puntuación. Se debe analizar tal problema a través de los ojos de Gregory Bateson (1998), quien habla de dos categorías de puntuación que suelen llevar a paradojas y ciclos sin salida que llamó esquismogénesis. Éstas pueden dividirse en algunas categorías como la «diferenciación simétrica» y «diferenciación complementaria»[1]. La primera se refiere a los casos en los que un grupo de individuos tiene la misma conducta respecto a otro grupo. Si uno de ellos es agresivo y el otro responde con más agresividad, se entrará en un ciclo que puede terminar en el colapso del sistema. La segunda se refiere a los grupos que responden con conductas opuestas. Un caso visible en la actualidad es cuando el comportamiento de control y agresividad se responde con uno de sumisión. Es común observar esta esquismogénesis en parejas donde la mujer sufre de violencia, cuya consecuencia es un grave colapso del sistema.

Se debe recordar que el análisis sobre los problemas de la comunicación y el lenguaje surgen en plena guerra fría, un momento lleno de desinformación y esquismogénesis entre países. Watzlawick (1979) ejemplifica estas situaciones con lo sucedido en las conferencias sobre el desarme «desde los días de la Sociedad de Naciones hasta el más inmediato presente» y cómo el elemento de la confianza juega un papel fundamental:

Si se sigue de cerca el curso de estas mastodónticas negociaciones, se advierte que todos los Estados participantes consideran que la solución más beneficiosa es el desarme, a ser posible total; y que todos ellos están de acuerdo en que esta meta sólo puede alcanzarse sobre la base de la mutua confianza[…] Una parte sustancial de estas interminables negociaciones se malgasta en el intento de traducir el concepto de confianza a un lenguaje que no tiene la posibilidad de expresarlo.

Si un país N y otro, L, decidieran hablar de las puntuaciones dentro de su relación para dejar sus hostilidades en segundo plano, estarían metacomunicándose: hablarían sobre su propia comunicación. Tanto Bateson como Watzlawick nombran a los metálogos y metacomunicación como los primeros pasos para una modificación en una esquismogénesis, sin embargo, este caso particular corresponde a una interdependencia donde el resultado más catastrófico sería una guerra nuclear. El matemático Nigel Howard creó el concepto de los metagames para resolver este nivel de interdependencia entre grupos.

[1] Si bien, Bateson analiza estas categorías en grupos y no en individuos, en el ejemplo de la pareja A y B se considera que cada uno pertenece a los grupos que el antropólogo determina en Pasos para una ecología de la mente[…], «Contacto cultural y esquismogénesis».

La teoría del juego puede comprenderse con ayuda de otros conceptos, como la interdependencia y estrategia. En el ejemplo anterior acerca de los países, ellos no pueden confiar el uno en el otro y las reglas del juego implican crear acuerdos durante sus encuentros. No obstante, no hay ningún modo —dentro del juego— en el que pueden llegar a hablar sobre la confianza, pues es un concepto muy complejo que no cabe en el lenguaje de los interlocutores.

En el juego Clue, por ejemplo, se gana acumulando certezas que dependen enteramente de los demás jugadores. Cuando un jugador inicia un rumor, idealmente debe esperar que el jugador a su derecha le muestre una carta con el lugar, el arma o el personaje involucrado en el escenario que creó el jugador en turno. Sin embargo, en caso de que el jugador que muestra la tarjeta no tenga nada que enseñarle al creador del rumor, la responsabilidad pasa al que sigue y así sucesivamente hasta encontrar una tarjeta con la información requerida. Si nadie tiene alguna tarjeta para mostrar, se crea el supuesto de que el creador del rumor tampoco tiene las tarjetas involucradas en el escenario de su propio rumor: por lo tanto, los demás jugadores pueden confiar o no en las acciones del que se encuentra en turno para hacer la acusación ganadora del juego.

¿Cuál es el metajuego en este caso? La reputación del jugador que crea los rumores y su conocimiento acerca de los otros se considera información que no es parte del juego en sí. Las circunstancias en las que se lleva a cabo la partida de Clue construyen el Contexto: el elemento más importante para los metajuegos pues establece condiciones, personalidades y acciones de cada jugador.     

Karl Popper

El formato Karl Popper fue nombrado así por el filósofo del mismo nombre, quien propuso la teoría del falsacionismo. La premisa principal de éste es que todo argumento tiene su refutación, por lo tanto, no existen las verdades absolutas en este razonamiento.

Dentro de la historia del debate se presume que este formato fue el primero de la historia. En él solamente se necesitan seis oradores: tres en la postura afirmativa y tres en la negativa. Son nombrados de acuerdo con su posición en el debate, por ejemplo, el primer orador sería el 1A (primer orador de la postura afirmativa), el siguiente 1N (primer orador de la postura negativa) y así sucesivamente hasta llegar al 3N.

En cada región se incluyen algunas variaciones del formato, pero dentro de las reglas generales, cada orador debe hablar cinco minutos y ser sometido a un interrogatorio con alguien de la postura contraria durante un minuto.

Si los oradores no se hacen cargo de refutar algún argumento, se considera que han cedido ante su oponente. Los jueces deben observar que cada orador haya hecho su discurso en tiempo y forma, así es como el equipo gana más puntos.

Tanto en este formato, como en otros que se desprenden de éste, la escucha tiene prioridad.   Si   el   orador   no   sabe   comunicar   su   línea   argumentativa correctamente y en orden, no será comprendido por los jueces y, por lo tanto, perdería el debate sin importar lo elaborado de sus argumentos.

Si estos elementos se aplican a un caso para evitar esquismogénesis, ayudarían a que las personas hablen de manera ordenada y que no tengan problemas de interpretación sobre un hecho. La interacción del debate tiene que ser simétrica: cada postura aporta algo todo el tiempo. El debatiente debe escuchar atentamente a la postura contraria, porque debe refutarle lo que dice y no lo que cree que dice, de lo contrario eso se convertiría en una discusión sobre la mala audición de algún participante. No obstante, este problema sucede en los campeonatos nacionales de debate entre los participantes menos experimentados.

Los interlocutores no pueden hacer afirmaciones gratuitas, necesitan basarse en hechos y para ello, es necesario analizar cada punto en un acto de comunicación del debate:

  1. Moción.

 

  1. Proposición.

 

  1. Argumentos.

 

  1. Refutación.

 

La moción es el tema que será discutido. Puede estar formulado como pregunta o no. Por ejemplo ¿Se debe premiar el esfuerzo sobre el talento? O bien, «Esta casa premiaría el esfuerzo sobre el talento». Generalmente, en los campeonatos mundiales de debate, se utilizan más las afirmaciones que las preguntas.

La proposición es el enunciado afirmativo o negativo que muestra la posición asumida frente a la moción. Es decir, si alguien defenderá la postura negativa de la moción anterior, diría: «Esta casa no premiaría el esfuerzo sobre el talento».

El argumento es la justificación dada a una posición concreta. Para aumentar el nivel de persuasión deben elaborarse en el siguiente orden: Afirmación + Razonamiento + Ejemplo/ Evidencia. A este modelo de argumentación se le llama ARE y es muy práctico para comenzar. Sin embargo, no es el único que existe y es importante mencionar un estilo de argumentación que es más completo, porque al momento de defender cualquier tesis se debe tomar en cuenta otros elementos además del razonamiento y la evidencia.

El modelo de argumentación de Toulmin es más adecuado para analizar cualquier tipo de debate. En tal se considera que el argumento es más complejo. A partir de una evidencia se formula una aserción, o tesis. La garantía conecta los datos con la aserción. Aquí aparece otro elemento fundamental en la teoría de la argumentación: el cualificador modal, que se analizará minuciosamente en el siguiente apartado. Éste indica el modo en el que se interpreta la aserción. Finalmente, la reserva habla de las objeciones que podrían presentarse: «Tengo una infección» (aserción), «Tengo fiebre» (datos, evidencia), «Cuando me da fiebre, significa que tendré una infección» (garantía), «A menos que la fiebre pase» (reserva).

La refutación es un argumento que tiene el objetivo de controvertir la afirmación del oponente. La ecuación para elaborar una refutación más persuasiva lleva el mismo orden que el modelo ARE: Contra-afrimación + Contra-razonamiento + Contra-evidencia. Por ejemplo, si se hace una refutación en contra del argumento: «Los pobres son culpables de su condición. Se quedan en la calle porque no buscan trabajo realmente y han decidido que es más cómodo pedir dinero en vez de generar e invertir», la contraparte diría; «los pobres no son culpables de su condición, pues la pobreza es un fenómeno que se debe a múltiples causas que no dependen de las personas que la sufren; el quedarse en la calle no está estrictamente relacionado con no encontrar trabajo. La gente no decide dónde nacer y tampoco decide las condiciones económicas de la familia en la que nace».

 

Cualificador modal

En las mociones o aserciones siempre habrá una o más palabras clave que indican cómo será el debate. En lenguaje más técnico se le llama cualificador modal. Estas palabras son el medio lingüístico por el que la persona debe descifrar cómo se debe interpretar el enunciado. Por ejemplo, en la moción: «Se debería permitir a los ciudadanos votar en proyectos de ley individuales en el lugar de sus representantes, conservando los representantes el poder de voto de aquellos electores que no votaran directamente en cada proyecto de ley específico»[1], el cualificador modal es «se debería permitir». Por lo tanto, la discusión se debe enfocar en argumentar por qué no o por qué sí se debería permitir; el debate no debe tratar de los representantes y su poder, tampoco de los proyectos de ley. Son temas que se han de mencionar, pero no son lo esencial.

La función principal del cualificador modal es establecer la probabilidad: los argumentos no pueden ser clasificados como buenos o malos, porque esto depende del punto de vista del escucha (que, en el caso del BP, serían los jueces). Se expresan usualmente a través de adverbios o adjetivos, ya que ambos modifican el verbo o sustantivo (respectivamente) que se discute. El modo del verbo también es un cualificador modal.

Estas palabras clave ayudan a construir el camino de la discusión. Al saber identificarlas, es más sencillo saber de qué se está hablando sin desviarse. En la vida cotidiana es común observar que muchas personas comienzan a desarrollar algún tema y concluyen en otro muy diferente. Esto no puede pasar en un discurso público o en un movimiento social porque se pierde el objetivo principal. En la moción anterior, el verbo está en forma condicional; eso quiere decir que el contexto es hipotético o posible y también indica que se necesita presentar un plan de acción para que esta situación hipotética se logre.

Si en la tesis anterior no se toma en cuenta al cualificador modal, se pondría atención a otras afirmaciones que se encuentran ahí mismo y no se enfocaría en lo principal; los oradores empezarían a hablar sobre los proyectos de ley específicos o la participación ciudadana. No se preocuparían en construir un plan de acción (en caso de que defendiese la postura afirmativa). Ahora, si se piensa en esto aplicado a la vida real, los debates en México de las elecciones en 2018 realmente no se enfocaban en el cualificador modal de las preguntas que les hacían. Anaya se ocupaba en descalificar a Andrés Manuel López Obrador, Meade se hacía publicidad sobre sus logros (sin conectar en lo absoluto con los otros oradores) y se mantuvo invisible; El Bronco afirmó cosas polémicas y finalmente, Margarita Zavala apagó su voz; se mantuvo igual de invisible que el candidato del PRI. Por ello es necesario hablar de un nuevo término que se ha agregado recientemente: el engagement.

Dentro de la misma teoría del juego, el engagement busca que los demás debatientes o jugadores tengan contacto. Los oradores de las cámaras bajas no deben ignorar por completo del debate de las cámaras altas, por lo tanto, deben hacerse continuos puntos de información y participar incluso antes de su participación.

 

Tipos de aserción

Una vez que se obtiene el cualificador modal y se sabe cómo será la discusión, aún queda otra pregunta por responder: ¿qué hacer con esas palabras clave? La estrategia para lograr una construcción de postura efectiva va a depender de la identificación de otro elemento: el tipo de tesis o aserción. Según el modelo Toulmin, hay cinco tipos de aserciones:

 

  • Aserción de hecho.

 

  • Aserción valorativa.

 

  • Aserción Política.

 

  • Aserción de causa.

 

  • Aserción definitoria.

 

La primera responde a preguntas cerradas, es decir, con una respuesta de sí o no: Por ejemplo: La deserción escolar ha decrecido o Todos los perros muerden. El cualificador de la primera afirmación es ha decrecido, así que la discusión debe responder no ha decrecido o sí ha decrecido.

La tesis valorativa pretende establecer (como su nombre lo dice) un valor o el mérito a una idea. Estos valores se basan en actitudes ante una situación: bueno y malo, moral e inmoral, etcétera. Por ejemplo: El uso de la violencia para avanzar la causa de minorías sexuales desprotegidas y mujeres en Rusia es legítimo[2]. Las palabras claves son es legítimo, así que el debate versará sobre qué es lo bueno y lo malo al hablar de esa legitimidad. La tesis política requiere de un plan de acción. Hay una situación identificada como un problema y entonces la moción indica que se debe hacer algo. Por ejemplo: «Debe denegarse el financiamiento público a partidos con membresía o plataformas basadas explícitamente en la etnia»; «se debe cerrar McDonald´s»; «se debe eliminar la regla de exclusión de pruebas», etc. El cualificador en todas las mociones anteriores es debe. Ya que la tesis es política, la postura afirmativa tiene que elaborar un plan de acción para cambiar el statu quo: en el caso de la aserción «se debe cerrar McDonald’s», hay que establecer cuáles serían las consecuencias, cómo piensan cerrar una empresa de su envergadura, y todas las condiciones que se deben establecer.

La aserción causal habla de las razones por las que se ocasiona algo: «Los juegos de estrategia desarrollan habilidades para resolver problemas de Matemática». Como el nombre lo dice, indica la causa. La discusión debe indicar si realmente los juegos de estrategia desarrollan esas habilidades o no. Como se puede observar, este tipo de tesis proviene del tipo de aserción de hecho, porque además de responder o no, se habla de causas y cuál es el nexo con la consecuencia que indica la premisa.

Finalmente, la tesis definitoria tiene la función descriptiva. Por ejemplo: «Estados Unidos es una sociedad sin historia». Lo debatible se encuentra en el cualificador es, y el debate va a enfocarse en la definición. Este tipo de aserción también proviene de la tesis de hecho (¿es o no?), y el razonamiento se debe enfocar en definir a Estados Unidos de acuerdo con las condiciones establecidas por la misma aserción.

El acto de comunicación se enfoca correctamente con ayuda de estos elementos y se evita el exceso de aposiciones en cualquier conversación. El abuso de paréntesis puede afectar la claridad de un discurso, pues lo ideal es ir al grano y hablar exactamente de lo que les compete a los involucrados en los actos de comunicación. Es como la «teoría del témpano» de Hemingway: no importa cuánto sepa el emisor sobre el background del relato, sólo se debe comunicar lo justo para ser claros.

[1] Aporte de Juan Mamberti, WUDC 2018, México.

[2] Aporte de Juan Mamberi y Paula Fiorini, Irish National Law Debates.

Pendiente redacción. 

II. El silencio y el cuerpo

Conflicto. Paz. Violencia

Pendiente.

Pendiente.

Pendiente.

Gregory Bateson. 

Contenido del conmutador

Pendiente.

III. La realidad y lo real

Asegurar una convivencia pacífica y a combatir la violencia